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La confesión de emergencia por sequía en Cataluña lleva cinco días en vigor, mientras que la Generalitat toma medidas que ayuden a minimizar los mercadería de la error de precipitaciones que mantiene el nivel de los embalses por debajo del 20% en la provincia de Girona y rozando el 10% los de Barcelona.
Este lunes, a las 10:30 horas, la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se reúne en Barcelona con el guía de Bono Climática, Comida y Memorándum Rural de la Generalitat, David Mascort, para acometer
Traslado de agua en barcos desde Valencia
Entre las primeras medidas de choque, la que tiene más opciones de salir delante es la que implica el traslado de agua en barcos hasta el puerto de Barcelona desde desalinizadoras como la de Sagunto en Valencia. Para ello, sería necesario un trabajo urgente de preparación de esa planta para poder aumentar su capacidad de trabajo y producir todo el agua que el tarea de Teresa Ribera planea transigir a Cataluña.
Tras la reunión con el guía del gobierno catalán, la vicepresidenta Ribera explicará todos los detalles de una medida extraño que destaca por ser cara y enormemente contaminante.
Aragonés dilación “máxima colaboración” entre administraciones
Por su parte, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, dilación la “máxima colaboración” entre todas las administraciones y que estas actúen con responsabilidad.
“Alguna medida de emergencia probablemente tendremos que activar, como el transporte de agua; los barcos deberán venir de cuencas que no son responsabilidad de la Generalitat, sino que son del Estado, o desde desalinizadoras que están fuera de Cataluña y, luego, son responsabilidad del tarea. En este sentido, esperamos máxima colaboración”, explicaba Aragonès.
Rechaza trasvasar el Ebro porque podría ser permanente
Desde la Generalitat además piden al Gobierno que colabore con más posibles para ampliar o construir nuevas desaladoras en esta comunidad. Aragonès, sin requisa, descarta la opción del trasvase del Ebro desde Tarragona a Barcelona porque se comercio de una cuenca que además sufre sequías -aunque no en este año- y luego podría ser poco “permanente”.
Este planteamiento del trasvase de agua cuenta, adicionalmente, con el rechazo exterior del presidente de Aragón, Jorge Azcón.
La última gran sequía que afectó a Cataluña fue en 2008, cuando gobernaba el socialista José Montilla. Dos abriles más tarde llegó Artur Más a la Generalitat y anunció inversiones y obras para prepararse para episodios similares de fuertes sequías, pero nunca se ejecutaron.
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