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Hacerse robusto, episodio I
El fútbol está harto de contradicciones, al menos en apariencia, y debe presumir de una querencia por la paradoja que lo hace positivamente divertido. Antes del Osasuna-Celta pocos podían pensar en un resultado como el que se produjo (0-3). La relectura, pasadas las horas, de los onces acentúa todavía más esa impresión, no por la vencimiento celeste en sí, sino por la contundencia del propio registrador. Benítez compareció con dos centrales, tres laterales, tres pivotes, un medio de represión y un punta, muchos cambiados de posición, para dibujar una defensa de cinco, fundir líneas y sorprender a Osasuna en las transiciones con un Larsen iluminado. Nadie puede discutir ahora la pureza del plan a Benítez. El Celta exhibió solvencia, músculo y sacrificio y defendió el robusto con una implicación colectiva que seguro enorgulleció a su monitor. Se agarró a la mano salvadora de Guaita al iniciar el partido y zarpazo a zarpazo se comió a los de Arrasate, incapacitados en el campo de acción rival pese a pisarla con asiduidad (12 remates y 49 intervenciones). Pobre como llegaba Benítez al duelo, con su trabajo puesto en duda bajo una crítica severa, se le ha de elogiar su valentía por aplicar una organización que de haberle desencajado mal le hubiera dejado tocadísimo. Habrá reivindicaciones particulares a su planteamiento por su desapego a la brillo, pero superar lo oculta todo.
Hacerse robusto, episodio II
Cerca de del orden, el Cádiz asimismo empieza a brotar la habitante en cuanto a sensaciones. Dos empates sin goles consecutivos (Athletic y Villarreal) marcan el camino que ha emprendido Mauricio Pellegrino desde su arribada al banquillo. Había que iniciar por arreglar lo de antes para desdramatizar un contexto que mandaba sin remisión al equipo amarillo a Segunda. Ahora puede mirar al futuro con maduro optimismo, sin permitirse siquiera excesos. En los dos partidos se ha amurallado, ha consentido pocos espacios al rival y ha hecho la vida más plácida a Ledesma. Contra el Athletic solo recibió nueve remates y registró una monograma de 0,24 goles esperados en contra ―asigna una probabilidad de que una ocasión sea gol en función de las características de la pasada―, la más desprecio de la temporada. Un aproximación a posteriori, siquiera se le puede reprochar su rendimiento frente al Villarreal, que casi nada le tiró en merienda ocasiones cuando su media este curso alcanza los 14 disparos en contra. Aunque le haya faltado donosura ataque, el Cádiz se ha reorganizado y ha suavizado su deriva.
Atleta a seguir
Que Míchel tenga cada vez más en cuenta a Jhon Solís (19 primaveras) define el potencial del medio. En presencia de la Existente Sociedad entró con energía, osadía y criterio, virtudes que rápidamente se aprecian en su serie, hasta el punto de que seguro que el técnico gironí piensa ahora que se demoró en quitar a Aleix García y entregarse en manos antaño en el colombiano. Solís dio 13 toques de balón, no falló un pase y fue secreto en el empuje final que aproximó al Girona a un triunfo que tuvo en el descuento. A través de su tranco ganó metros para salir de la presión de la Existente y a partir de su visión abrió admisiblemente para Savinho y Couto. Solís es atrevido y tiene calidad, por otra parte de un porvenir interesante al que Míchel ya le ve un presente.
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