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La pequeña localidad islandesa de Grindavik ha tenido que ser evacuada, por segunda vez en otros tantos meses, a primera hora de este domingo tras una erupción de dos grietas de magma que recuerdan a la ocurrida en noviembre, cuando los 4.000 habitantes de la ciudad tuvieron que abandonar urgentemente sus hogares.
El río de magma que ha emergido del interior de la tierra ha comenzado a devorar las primeras viviendas de la localidad, según las ímágenes captadas por la radiotelevisión pública islandesa RUV.
Una primera grieta aparecida en torno a las 08.00, de entre 500 metros y un kilómetro de longitud, había puesto en alerta a las autoridades islandesas tras constatar que el magma expulsado había superado las barreras de contención que estaban siendo instaladas y ha llegado a acercarse a solo 450 metros de los primeros domicilios del norte de la localidad.
Además, poco después del mediodía, ha aparecido de manera inesperada una segunda fisura, muy cerca de la ciudad, que “cambia la situación por completo”, en palabras del profesor de Petrología y Vulcanología Thorvaldur Thordarson en declaraciones a RUV.
“Uno espera que acabe extinguiéndose, pero ahora mismo es solo una esperanza. Ahora mismo es una grieta muy pequeña pero, estando donde está, no tiene buena pinta”, ha indicado.
El alcalde de Grindavik, Fannar Jónasson, también ha confirmado la existencia de esta segunda fisura y avisado que “ahora mismo se trata de una situación nueva y las perspectivas son bastante aciagas”.
Defensa Civil de Islandia está supervisando de cerca la situación y recuerda que la mayor parte del pueblo estaba vacío antes de la orden de evacuación de esta mañana porque muchos de sus ocupantes todavía no han regresado tras la primera orden de noviembre.
Ahora mismo los servicios de rescate están trabajando para impedir que el magma destruya las máquinas y los vehículos en la zona industrial de la localidad, una importante zona pesquera del suroeste de Islandia.
Una zona inactiva durante 800 años hasta 2020
La zona había permanecido inactiva durante casi 800 años hasta principios de 2020, cuando comenzó una intensa actividad sísmica en la península, y el magma comenzó a emerger en 2021. La erupción actual es la quinta desde entonces.
Aunque Islandia está acostumbrada a las erupciones, los residentes no han experimentado un evento que amenace áreas habitadas a tal escala desde 1973, cuando parte de una ciudad de unas 5.000 personas quedó sepultada bajo la lava en las Islas Westman.
Uno de los eventos volcánicos más perturbadores en la historia reciente del país nórdico ocurrió en 2010, cuando el volcán ‘Eyjafjallajokull’ entró en erupción con una explosión que liberó una columna de ceniza tan enorme que paralizó el tráfico aéreo en toda Europa durante semanas, lo que provocó la cancelación de 100.000 vuelos y afectó a más de 10 millones de personas.
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