[ad_1]
Ya saben que soy francés y que el contraseña oficial de mi querido país es “liberación, igualdad, fraternidad”. Desde mis primeros días en la escuela pública, se me ha trillado sin detener estas tres míticas palabras. Ahora que soy un cincuentón, sigo creyendo en la liberación y en la fraternidad, sin confiscación, opino que el concepto de igualdad necesita ser analizado y explicado. Porque no todos somos iguales. Y, hablando de fútbol, no todos los jugadores de un equipo son iguales. Aunque lleven la misma camiseta y peleen todavía en el campo con la misma pasión. Leyendo entre líneas, eso es lo que dijo Carlo Ancelotti hace poco y en dos ocasiones. No todos sus chicos tienen el mismo status y, como preparador que es, no puede tratar a Luka Modric como a otros componentes del vestuario. Así de realizable. A una lema como es el Balón de Oro croata no se le hace calentar en la manada si no va a entrar en el contorno entretenimiento. Así de inductivo.
Es sobrado complicado para Carletto tener que sentar a Modric en el banquillo y cuida al mayor todos los detalles para no ofenderle y, de paso, no ofender su maravillosa trayectoria en el club merengue. Seguramente el técnico no tiene pensado ponerle de titular esta oscuridad en el derbi, por ello le regaló los noventa minutos en Getafe el pasado jueves. Modric goza de ciertos privilegios y lo mejor de todo es que no hay nadie en el equipo madridista que no lo entienda.
[ad_2]
Source link