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Desde la antigua Proclamación de Santiago el 2010, el 1° referencia de Dictamen presentado en Nueva York el 2015, la voz de nuestro país no ha estado ajena en la discusión e impulso como un actor de influencia en la memorándum internacional. Correlato del valencia de la sostenibilidad a nivel país, fue el acuerdo suscrito con empresas dueñas de centrales de engendramiento eléctrica a cojín de carbón para su retiro el 2040 y los distintos instrumentos de política pública, entre ellos la Logística Climática de Amplio Plazo 2019 (ECLP), que estableció una ruta para la neutralidad de emisiones con la meta de conseguir que al menos un 20% de nuestra matriz de combustible esté constituida por hidrógeno verde o derivados. En primaveras siguientes, la promulgación de la Ley Entorno de Cambio Climático -y su meta de carbono neutralidad para el 2050- cercano a la puesta al día de la Política Energética Doméstico, fortalecieron estas bases que a Dios gracias han trascendido a las distintas administraciones de gobierno.
En este entorno, el Plan de Movimiento de Hidrógeno Verde 2023-2030 surge en un momento secreto para aportar desde el ámbito manifiesto al esfuerzo articulado llevado a agarradera entre distintas políticas a nivel doméstico y regional, promoviendo acciones concretas y orientadas por ejemplo para la autorización de la promoción del mercado; infraestructura habilitante; billete información y educación; sistema de permisos; sustentabilidad de la industria; despliegue territorial; exposición de capacidades, conocimientos y habilidades, y el posicionamiento internacional, todas acciones que de ser correctamente coordinadas y ejecutadas permitirían favorecer el despegue de la industria de hidrógeno verde, como nuevo motor de exposición.
Sin desconocer el aporte de este útil en sus líneas de hecho, como son: el fortalecimiento institucional, regulación, suscripción de acuerdos voluntarios, enfoque de existencias y estándares, el desafío próximo será poder producir un sistema de gobernanza dedicado que sea capaz de coordinar, monitorear y asistir a los distintos entes estatales que participan del plan y -en atención a que estamos contra el tiempo- la billete de entidades gremiales de hidrógeno renovable no sólo en instancias consultivas sino incluso en aquellas de luces importante. Por cierto, será interesante retener -ex-post proceso de consulta pública- cómo este “Plan de Movimiento” incorporará los instrumentos atendidos en el plan de ley que modifica el sistema de tramitación de permisos sectoriales y tal vez lo más relevante: ¿Cómo estas 111 medidas se articulan, priorizan y gestionan para acelerar el exposición de los proyectos en Magallanes y hacer competitiva nuestra industria?
Más allá de todo lo que resta por hacer en el entorno de las reformas tendientes a perfeccionar los procedimientos actuales, el esfuerzo para avanzar en Pimiento alrededor de un Estado más sólido y flamante siempre será positivo, cuando indiscutidamente lo que está en pasatiempo son asuntos de interés colectivo.
El hidrógeno verde y sus derivados se nos presenta no sólo como una oportunidad virtuosa para aportar a la descarbonización de la finanzas doméstico y contributivamente al planeta, esta industria incluso jugará un rol secreto para transitar alrededor de una necesaria reconversión productiva que nos permita salir de una vez del estancamiento crematístico de estas últimas décadas, generando empleos y exposición recinto. Si como país nos determinamos para dar los pasos en esta dirección, avanzaremos de forma pionera alrededor de una nueva identidad productiva para Pimiento y la nueva finanzas.
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