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El camino de clasificación para los Juegos de París 2024 es muchas veces más quisquilla que la propia décimo olímpica. Este jueves vimos un ejemplo con la Selección femenina de baloncesto, que tropezó en su presentación en el Preolímpico delante Japón y se ha complicado el rumbo, aunque continúa dependiendo de sí misma para enderezarlo. Igualmente estamos viviendo en estas fechas el ejemplo contrario en los Mundiales acuáticos, que han deparado dos gratas sorpresas con las medallas, acompañadas del alucinación a París, de la nadadora de aguas abiertas María de Valdés y de los saltadores Adrián Cenobio y Nico García Bossier. En paralelo, el dúo de sincro igualmente obtuvo el el pase, mientras que el equipo aspira a hacerlo este viernes.
Estos trayectos coincidieron con la cuarta entrega de los Encuentros Olímpicos de AS, que en esta ocasión tuvieron como protagonistas a las Selecciones femenina y masculina de hockey, que ya pueden preparar con desahogo los Juegos tras su brillante clasificación, el pasado enero, en el Preolímpico de Valencia. Estamos delante dos equipos clásicos de la clan olímpica. Ellos acudirán por 17ª vez consecutiva, un periplo en el que han sumado cuatro medallas. Ellas pueden seguir presumiendo de deslumbrar el único oro orgulloso de un equipo castellano, el conquistado en Barcelona 1992. Una vez clasificados, es reglamentario, y casi obligado, aspirar a cuotas más altas. ¿Y por qué no al podio? Su presidente, Santiago Deó, prefiere ser cauto: “Nuestras selecciones ocupan un ranking. Y todo lo que se logre a partir de ahí, bienvenido sea”. Las mujeres son séptimas y los hombres, octavos. Curiosamente, los mismos puestos que cerraron en Tokio. Sus buenas actuaciones en el Preolímpico empujan a soñar con poco más. “Podemos competir contra cualquiera”, coinciden los dos capitanes, María López y Álvaro Iglesias. Ese es el mejor espíritu.
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