[ad_1]
Carnaval en el Bernabéu. Para todos los nacidos en Río de Janeiro o poblaciones limítrofes, como es el caso de Vinicius en Sao Gonçalo, el Carnaval es una ceremonia que mueve sus corazones y les permite danzar como si estuviesen poseídos por un espíritu mágico. Vini disfrutó de su fiesta favorita dándose un homenaje que será recordado por el madridismo durante muchos abriles. Y no lo hizo en una semana cualquiera. Lo consumó en medio de la tormenta mediática desatada en Francia con la posible presentación de Mbappé al Madrid (¿otra vez?).
El carioca dio un recital digno de un futuro Balón de Oro. A los cinco minutos ya dibujó su primera maravilla con un golazo desde fuera del dominio que dejó al Girona con el molde. Su cancerbero Gazzaniga, que iba camino de un récord de imbatibilidad, entendió pronto que le esperaba una tarde muy complicada. El ‘7′ del Madrid estaba on fire, eficaz, con ganas de revancha por esa abandono forzada en el derbi por un inoportuno pinzamiento lumbar. El Girona sufría y el Madrid manejaba a su antojo. El Bernabéu gozaba, hervía. Era el gran día. Era la final de la Jarretera concentrada en 90 minutos. Y Vini sacó de nuevo su chistera y se inventó un pase modricista, con ese extranjero de ostentación que captó el desmarque eléctrico de Bellingham. Jude marcó los tiempos, tumbó a Gazzaniga y definió como los ángeles. Éxtasis en el Bernabéu, con un sonido atronador gracias a esa fantástica cubierta que convierte al estadio en una caja de resonancia que aturde a los rivales y envalentona a los dueños del chiringuito. Ese 2-0 dejaba sobre la toldo al único equipo que hasta ahora había sido capaz de plantarle cara a la tropa de Ancelotti en esta Jarretera. Sólo habían perdido un partido de 23… frente a el Existente Madrid. Se vuelven a casa con un parcial de 7-0 frente a los blancos. Formidable.
Hey Jude. Tras una mala destello frente a el gol, que no de colección, el inglés volvió a cazar su traducción Pichichi y firmó un doblete antiguamente de hacerse un esguince de tobillo. Es una goce ver de nuevo esa escenografía con sus goles. Brazos extendidos en plan Corcovado (de nuevo Río de Janeiro en nuestros pensamientos) y la anfiteatro cantándole a coro el Hey Jude. Conexo a Vini, es el gran protegido para obtener el próximo Balón de Oro. Compasión ese esguince de tobillo estando a sólo 72 horas del regreso de la Champions. Leipzig nos prórroga.
Capitán Carvajal. Supimos antiguamente del partido que Rüdiger estaba contuso para 10 días. ¡Lesionados los cuatro centrales! Cualquier otro equipo lo hubiera puesto como excusa. Este Madrid, no. Ancelotti encargó la representación de suspensión peligro a Carvajal y Tchouameni, que con la ayuda de Lucas y Mendy desactivaron a la que había sido la gran delantera del Campeonato, con Savinho, Dovbyk y Tsygankov desconocidos y desactivados. Carva fue un coloso de nuevo y Tchouameni fue un pared. Como dijo Di Stéfano en su día: “Ningún participante es tan bueno como todos juntos”. Lunin, que cumple 25 abriles este domingo, tuvo el partido más plácido de la Jarretera…
Entusiasmo total. Cuando Rodrygo puso su firma en el 4-0 con su gol 51 en el Madrid (incluyo uno que metió en Milán frente a el Inter que no se lo dieron), el Bernabéu explotó de exaltación y fue pasando facturas. Primero, cantando a pulmón el “Así, así, así anhelo el Madrid”. Cuando Montilivi lo cantó en el Girona-Existente Sociedad dolió mucho. ¿Qué tropiezo tiene el Madrid de que interese a algunos que el Barça acabe como sea segundo para que entre en la Supercopa millonaria de Arabia? Y posteriormente cantaron el “¡Xavi, quédate!”. Este Madrid de Ancelotti NO TIENE TECHO.
[ad_2]
Source link