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Los Kansas City Chiefs consiguieron esta pasada madrugada la cuarta Super Bowl de su historia y la tercera en el final quinquenio. De la mano de un Patrick Mahomes que fue de menos a más hasta resultar central en el triunfo frente a San Francisco, el equipo dirigido por Andy Reid se ha convertido en la última gran dinastía de la NFL. El partido estuvo saciado de emoción y se decidió en la prórroga, pero por otra parte de lo que ocurrió en el interior del demarcación de bisagra, dejó muchas anécdotas.
Uno de los focos fue Taylor Swift. La famosa cantante llegó preciso a tiempo al batalla tras ofrecer un concierto en Japón. Ella ha multiplicado las audiencias en los últimos meses tras conocerse su relación con Travis Kelce, destino de los Chiefs. Las cámaras la buscaron casi desde el primer minuto y ella no se ocultó. E incluso quiso clamar la atención en un momento cedido.
En parte de la primera parte y cuando se percató que las cámaras volvían a fijarse en ella, Swift decidió coger su vaso de cerveza (aparentemente) y se lo bebió de un trago frente a la incredulidad del divulgado, que se dividió entre aquellos que decidieron jalearla mientras completaba su correr y aquellos que optaron por abuchearla al entender que no estaba dando un buen ejemplo. Sea como fuere, la comediante fue uno de los centros de atención de la Super Bowl.
Pero todavía lo fue su novio, y no precisamente por una barrabasada decisiva, que todavía las tuvo. Contrariado por una barrabasada en la que los Chiefs perdieron la oportunidad de firmar un touchdown, Kelce pagó su cólera con su monitor, el curtido y alabado Andy Reid, al que gritó a escasos centímetros de su cara e incluso zarandeó en el banquillo. El incidente no pasó a mayores y entreambos le restaron importancia tras el pitido final.
El partido todavía tuvo la presencia de espontáneos en el campo, poco muy poco habitual en un deporte en el que los aficionados suelen persistir congruo los modales. Aunque la retransmisión televisiva no los mostró en la pequeña pantalla, un ataque de los Kansas City Chiefs quedó empañado por la presencia de dos hinchas sobre el césped, aunque para fortuna de todos no pudieron acercarse a los jugadores ya que fueron parados por la seguridad del estadio mucho antiguamente.
Otro episodio extravagante lo protagonizó Dre Greenlaw, uno de los principales reclamos defensivos de los 49ers. Cuando su compañero Moody anotó un field goal, el ludópata salió a celebrarlo para, instantes posteriormente, desplomarse al suelo. Poco posteriormente se confirmaron los peores presagios y San Francisco anunció que el linebacker se había roto el talón de Aquiles, lo que le dejaba fuera de la final y a buen seguro de casi toda la temporada que viene.
En definitiva, la Super Bowl dejó muchos momentos relavantes en el interior del demarcación de bisagra, pero los verdaderamente icónicos sucedieron fuera del mismo.
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