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A la antigüedad de 99 abriles, ha elevado el revoloteo a los espacios celestes del infinito, un protagonista de la historia de Magallanes, Demetrio Agustinos Guzmán, hijo de inmigrante ininteligible y chilena descendiente de españoles. Al perder muy inexperto a su padre, debió enfrentarse a la dura vida gremial. Conoció de las riquezas minerales de esta tierra, trabajando en las minas de carbón, pero donde más entregó su vida al incremento de nuestra tierra, fue como funcionario de la telefónica de Magallanes, que más tarde fue la Compañía de teléfonos de Pimiento (CTC), ayer que esta empresa de telecomunicaciones pasara a manos de australianos y luego españoles.
Tuve la suerte de trabajar con Don Demetrio, subiendo a los elevados postes de alerce y ciprés, principalmente aquellos que se alejaban de la ciudad, con sus múltiples hilos de cobre o fierro, en dirección a el sur y el boreal, y hasta alejadas estancias perdidas en la pampa infinita del coirón.
Todavía es posible contemplar en algunos lugares estos viejos postes. Allí en el silencio que sólo interrumpe el singladura, hay mucho de Don Demetrio.
Fue un destacado deportista, gran defensa central de varios equipos de fútbol, especialmente el Triunfo de sus amores, con toda su historia.
Fue obligado con el galvano al mejor trabajador, que por varios abriles se entregó a la intendencia regional.
Deja una larga descendencia, que desde distintos ámbitos, han sido y seguirán siendo grandes aportes a nuestra región, en la posesiones, el deporte y la civilización.
En la hora de tu adiós, desde la distancia he querido recordarte querido colega telefónico. Que el Padre creador de la vida, premie tu prolongada y fructífera existencia entre nosotros. En tu alucinación celestial haz un detención y sube al poste de la orilla del camino, ponte las polainas y las trepaderas y sube a lo más detención con tu fono portátil, conectándolo a la tendencia de cobre y pídele a alguna de nuestras operadoras que te han precedido en este alucinación perdurable, que te comunique con él, para que le cuentes que vas a su coincidencia.
Que vivas eternamente conexo a Todopoderoso, con la alegría, el coraje y la imparcialidad que lo hiciste acá en tu amado Magallanes.
¡Descansa en paz!
Con cariño, Francisco Abarzúa.
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