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Influencia y reacción
Se enfadó Marcelino y Sorloth espabiló. La temprana sustitución contra el Cádiz y el posterior bronca manifiesto de su preparador (“en los primeros 45 minutos no remató a meta y tuvo tiempo para hacerlo. Si hubiera estado al nivel de Barcelona hubiera estado más minutos”), por más que este no lo viera como una crítica y sí como una advertencia, espolearon al punta del Villarreal frente al Alavés. Jugó el partido completo, con eso se explica todo. Pareció que Sorloth apreció la reprimenda de Marcelino, porque se le vio involucrado, dinámico y siempre amenazador. Sivera le negó el gol con dos intervenciones categóricas, pero su concierto se justificó de ahíto al aparecer en, prácticamente, todas las jugadas de peligro de su equipo. El noruego firmó cuatro pases secreto, dando buenas ocasiones a Baena o Gerard Bronceado, y se mostró tanto a la ruptura como en los apoyos. Fue una demostración de personalidad al estar bajo la lupa tras las declaraciones acusicas de Marcelino. Entendió en qué había fallado y puso todo su empeño en corregirlo. De todos modos, nadie duda que Sorloth es un buen punta, aunque sus cifras goleadoras puedan ser más prósperas todavía. De ahí que Marcelino le exija en relación a su potencial.
El temporalizador
Ordenar un equipo nunca es factible, menos todavía si solo llevas cuatro partidos en el mismo. Pero como quien no quiere la cosa, Johnny Cardoso (22 años) se ha atribuido para sí el control del centro del campo del Betis. Es la clase de ludópata que respeta su posición y hace todo con un sentido. En Cádiz acentuó la impresión de solidez y permanencia que ha ofrecido desde su aparición, donde lidera las recuperaciones entre los centrocampistas de LaLiga con 26 en este tramo del calendario. Fue pronto al espinilla. Su robo y cooperación antecedieron el gol de Willian José y luego alargó su impronta en el partido con una forma de aventurar tan eficaz como sencilla. Estuvo inmenso con la pelota, fallando una única entrega: 38 pases buenos de 39 intentados. Su flor táctica disuade rivales y su pulcritud con balón organiza el gozne de ataque del Betis. Johnny venía como actor de reparto, pero rápidamente se ha meritorio el trato como titular indiscutible que le concede Pellegrini.
Robar, valer y entrar
Convencido de lo que hace, caiga mejor o peor en la opinión pública, el Getafe dispara su caché competitivo con victorias como la que logró ante el Celta. Fue un partido tremendo, que tuvo que cobrar dos veces y que grabó a fuego la identidad de los de Bordalás. En las buenas y en las malas, saben lo que quieren. No necesitan desmenuzar los encuentros y se entregan a una verticalidad trazada sobre plano. Porque falta es casualidad en el Getafe. Los tres goles frente a el Celta vinieron precedidos de robos en campo contrario ―sumó 27 en total― forzando los errores del Celta. Se negociación de recuperar y salir en estampido, con jugadores descolgados como Greenwood para que puedan aceptar en posición de preeminencia. En estas lides, el Getafe se maneja con la autoridad del que tiene claro el camino a seguir. Conviene remarcar esta sinceridad, porque resulta innegable el actitud generalizado existente de quedarse solo con la cara brusca del gozne azulón y subestimar otras cualidades evidentes como su energía ataque.
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