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Alexei Navalni (1976-2024) ha muerto este viernes de guisa sorpresiva en el centro penitenciario de la región de Yamal-Nenets en el que se encontraba cumpliendo una pena de prisión de casi 30 abriles y con él uno de los líderes más mediáticos de la concurso contra el Kremlin de Vladimir Putin.
A diferencia de otros opositores que hicieron carrera en el Congreso o aceptablemente en gobiernos locales, Navalni se hizo un hueco entre los desafectos al Kremlin a través de internet y las redes sociales, desde dónde dio el brinco a la política, intentando hacerse con la Alcaldía de Moscú, aunque sin éxito.
En aquella cita de 2013 quedó segundo, solo por detrás del candidato del Kremlin, Serguei Sobianin, corregidor de la renta rusa desde 2010. Antaño de aquellas elecciones, Navalni fue encarcelado por primera vez, un hecho que se iría repitiendo con el paso de los abriles, hasta que en 2022 fue condenado por fraude.
Aquella delación, que le acarreó una pena de nueve abriles, le privó de poder presentar su candidatura a las presidenciales de 2018. Poco luego fue detenido por acontecer violado su autonomía condicional cuando viajó a Alemania para tratarse de un envenenamiento del que muchos creen que el Kremlin tuvo poco que ver.
Su arresto movilizó a una parte de la sociedad rusa, que salió a las calles a exigir su permiso en una de las mayores concentraciones que se recuerdan, en un país poco legado a este tipo de manifestaciones.
Ya en prisión, en agosto de 2023, la Probidad le impuso otra condena por su Fundación Anticorrupción, considerada estructura extremista por la fuero rusa. Entre rejas no ha dejado de manifestarse a través de sus abogados, quienes en diciembre del año pasado alertaron de que habían perdido el contacto con él.
En enero de 2024, una de sus últimas declaraciones, Navalni denunció delante un sentenciador las duras condiciones penitenciarias a las que estaba siendo sometido. “La celda de castigo suele ser un división muy frío”, alegó, afirmando que los presos tenían que cubrirse con periódicos para no congelarse.
Objetivo de varios ataques
Aquel episodio por el que tuvo que ser tratado en Alemania no es el único del que ha saliente airoso un Navalni, que en prisión tuvo que hacer frente con otros supuestos intentos por zanjar con su vida.
Ya antiguamente, en 2019, en uno de sus varios pasos por la calabozo, los servicios médicos del centro penitenciario le diagnosticaron un tipo de dermatitis que podría acontecer sido provocado por algún tipo de tóxico.
Dos abriles antiguamente, tuvo que ser operado de uno de sus luceros en una clínica de Barcelona luego de que determinado le arrojara un saldo esterilizante de color verde conocido como zelyonka, un tinte que durante un tiempo fue muy popular para atacar a aquellos que se oponían al Kremlin.
Polémicas declaraciones racistas
A posteriori del envenenamiento que le mantuvo en coma, pronto se convirtió en el extranjero en una de las figuras opositoras al Kremlin más prominentes. Sin retención, sin el foco mediático internacional encima, sus detractores recordaron algunas de sus declaraciones xenófobas en redes sociales, o su asidua billete en eventos de la ultraderecha rusa.
Así, se desempolvaron grabaciones de 2007 y 2008 en las que llamaba “cucarachas” a los inmigrantes y defendía la deportación de todos los trabajadores ilegales procedentes de los antiguos países soviéticos de Asia Central.
La ONG Remisión Internacional llegó incluso en febrero de 2021 a retirarle el status de “preso de conciencia” luego de que aquellos comentarios xenófobos fueran catalogados como discurso de odio.
Sin retención, pocos meses luego Remisión se retractó y volvió a concederle dicho status, alegando que las autoridades rusas habían laborioso la afirmación antecedente para seguir restringiendo las libertades de un ya preso Navalni.
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