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Me basaba ayer a la hora de escribir una columna de opinión como la que ahora mismo está usted leyendo en frases ‘typical spanish’ o que aparecen en el refranero gachupin para sobre la mesa posibles escenarios que podían darse en el audiencia que enfrentaría a Barcelona y Osasuna. Me aferraba a aquello de que a ‘A río revuelto, rendimiento de pescadores’, pero no. Los rojillos no se vieron beneficiados ni por el mal momento de los culés ni por todo lo que generó el anuncio de Xavi de que dejará de dirigir al Barça a final de temporada. Siquiera se dio lo de ‘A la tercera va la vencida’, luego de los navarros hubieran perdido frente a los catalanes tanto en el partido de ida en Trabazón como en la semifinal de la Supercopa.
Les advertía de que la oscilación podía caer del otro flanco y que no hubiera dos sin tres. Y sí, esto si se cumplió porque los de Xavi se impusieron a Osasuna por tercera vez en este curso. Sin requisa, poco se les puede reprochar a los navarros, sobre todo en labores defensivas, si proporcionadamente es cierto que les faltó atrevimiento en ataque. La cosa se complicó cuando Víctor Roque adelantó a su equipo y se pudo más difícil todavía cuando Unai García fue expulsado al ver la segunda amarilla. Pero los rojillos pelearon hasta el final, se defendieron con uñas y dientes y buscaron el gol, tanto que el meta rojillo, Aitor Fernández, no dudó ni un instante en subir a rematar los dos córners consecutivos que se sacaron en el descuento. Desafortunadamente no se cumplió lo de ‘quien la sigue, la consigue’.
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