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El merienda de Montse Tomé para enfrentarse a la República Checa venía raro. Había dudas sobre dónde situar a según qué jugadoras. Por ejemplo, a Athenea del Castillo, al que unos ubicaban en el interior, otros en el extremo y otros, incluso, en el anexo. Hasta que Javier Lerga, el segundo de Montse Tomé, le desveló la clavo a Roberto Quintana, periodista en RTVE. Por primera vez desde que Montse Tomé ocupaba el banquillo franquista, España saltaba al campo con un 3-4-3. Spoiler: no fue correctamente.
María Méndez, Irene Paredes y Ona Batlle fueron las elegidas, con Maite Oroz como enlace de unión entre ellas y el centro del campo. “No estábamos encontrando correctamente los espacios, estábamos perdiendo muchos balones y hemos vuelto a lo que estamos más cómodas”, confesaba Mariona Caldentey en la zona mixta tras el partido. España perdió un número inusual de balones y acumuló varias imprecisiones. Amén del buen hacer de la República Checa en la presión, con una gran intensidad.
Maite Oroz, precisamente, confesaba en zona mixta los debes del ‘invento’. “Era un cambio de sistema que escasamente habíamos trabajado, pero bueno, este equipo está capacitado para brincar con cualquier sistema. Pero es verdad que nos ha costado encontrar en medio los espacios y la jugadora librado”, reconocía la del Auténtico Madrid, que volvía a ser titular con la Selección tras una larga sequía y afirmaba que hacía mucho que no jugaba en esa posición, la de pivote defensivo, pero que, al final, “se notaba” que estaba “jugando con las mejores del mundo, que lo hacen todo muchísimo más hacedero”. Sí que es verdad que ahí nos faltaban algunos detalles por corregir, que no nos estaban saliendo del todo correctamente en la primera parte”, añadió María Méndez.
Capacidad de reacción
Tanto María Méndez como Mariona Caldentey y Maire Oroz coincidieron a la hora de destacar el motivo del cambio -para mejor- de España en la segunda porción: el cambio de sistema. “Hemos estado mejor. Más cómodas”, resaltaban. A la reverso de los vestuarios, Montse Tomé volvió a sus orígenes y a los de la Selección: defensa de cuatro, tres en el centro del campo y otras cuatro en lo alto.
A pesar del depresión, asimismo hay que reconocerle a Montse Tomé el mérito de la probatura y el asimilar reaccionar en la segunda porción, en la que España mostró una traducción más reconocible. “Y, bueno, yo creo que está correctamente ir probando, hay que ser impredecibles, está claro que no nos ha ido como queríamos. Pero, bueno, hay que seguir trabajando”, comentaba Mariona.
“Tenemos que ir adaptándonos a nuevos sistemas porque cada vez los equipos te conocen más y entienden más el descanso que quiere hacer España. Pero bueno, creo, al final, la advertencia es positiva”, resaltaba, en la misma confín que su compañera, María Méndez.
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