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España debuta este viernes en el Europeo masculino de balonmano subiendo el Tourmalet. Sin calentamiento. Enfrente tendrá a Croacia, una selección que dista de la versión que se coronó doble campeona olímpica, pero sigue siendo una potencia clásica de este deporte. “Nuestros partidos siempre son una guerra”, recuerda Dani Dujshebaev sobre una rivalidad histórica que alcanza su 35º duelo. Los Hispanos están listos para la primera batalla tras una preparación impoluta, sin contratiempos físicos y con un pleno de victorias en el Torneo Internacional de España frente a Polonia, Serbia y Eslovaquia, un buen termómetro. Hay respeto hacia Croacia, por supuesto, pero seguramente el temor será mayor en el rival, que conoce el nivel español en una competición que, además, se ha dado bastante bien en tiempos recientes. La Selección ha subido al podio en las cinco últimas ediciones y ha jugado las cuatro últimas finales, con dos títulos en 2018 y 2020, un resultado que, de repetirse este año, vendría acompañado del premio extra del pasaporte a los Juegos Olímpicos de París 2024. El oro vale doble.
Más allá del estreno asoman como favoritos para el alirón los tres equipos nórdicos, Dinamarca, Noruega y Suecia, que defiende la corona que arrebató a los Hispanos en 2022, además de Francia, que ya tiene plaza en sus Juegos. El Campeonato se disputa en Alemania, otro país tradicional que ha arrancado enseñando músculo, no tanto por su victoria fácil ante Suiza, como por los 53.586 espectadores que congregó en el Arena de Düsseldorf para batir el récord de público en un partido de balonmano. Otro objetivo en el horizonte para España, que ya ha tomado nota para batir ese récord en el Europeo 2028 en el Bernabéu. Faltan todavía cuatro años para ese otro desafío. De momento, el reto pasa por el presente torneo… y por un debut envenenado.
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