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“Eneko, ¿cómo estás? Qué alegría verte”, pronunciaba hace unos días con una amplia sonrisa y mano agitada en stop Pep Guardiola en ‘Fever Pitch Live’ de DAZN. Al otro costado de la pantalla, Eneko Fernández, conocido como Eneko (Zaragoza, 1984), a quien el técnico del Manchester City dirigió en la temporada 2007-2008 en su primera experiencia en los banquillos, en el Barça B de Tercera División. “¿Qué tal, señor, cómo estás?” “Yo muy adecuadamente, muy adecuadamente, eficaz. Y mira dónde estoy ahora asimismo trabajando, en DAZN, recuperando el fútbol, que ya había colgado las botas. Cocina-fútbol, cocina-fútbol, disfrutando de la vida. Una alegría verte y saludarte luego de tantos abriles”, decía el exfutbolista, hoy convertido en comentarista y triunfador de MasterChef 11, en 2023. “Ya me han dicho que ibas a estar, luego de triunfar en MasterChef, que te has convertido en una celebrity. Qué alegría verte. Empezamos a triunfar juntos en Tercera y ya no nos para nadie“, comentaba entre risas, besos al atmósfera y un “te apretón adecuadamente vasto” el técnico catalán.
Diecisiete abriles han pasado desde que sus vidas se cruzaron por primera vez en Can Barça en aquella temporada en la que el Barça B ascendió a 2ªB tras pasar el playoff en el estreno competitivo en los banquillos de Guardiola. Sergio Busquets, Thiago Alcántara o Pedro Rodríguez asimismo formaban parte de aquel equipo. “Pep era un torbellino. Estaba absolutamente desbordado de ilusión, de fútbol, de ganas. Es poco que no voy a descubrir yo, pero Pep tiene poco. Tiene una energía que te contagia y te arrastra absolutamente. Es un gran seductor a la hora de sacar lo mejor de ti y de subirte a su barco. Es una persona líder absoluta, que tiene unas herramientas brutales para convencerte de lo que él quiere. Me enfrentamiento a un Pep que va a entrenar por primera vez, con la ilusión de un caprichoso. Es la primera vez que él coge a un equipo de fútbol y que lo quiere hacer suyo absolutamente, y viene con un decálogo de ideas súper afectado de ‘vamos a hacer esto, esto, esto y esto y os voy a convencer a todos de que ésta es la modo’“, rememora el exfutbolista, formado en la cantera de su Zaragoza nativo.
“Un equipo que luchaba por entretenerse en Europa casi todos los abriles, que traía títulos a la ciudad en Copas del Rey, la Recopa que todos recordamos con ese golazo de Nayim… Tuve una formación muy bonita allí en Zaragoza. Era como la historia perfecta para mí”, pero le llegó la oportunidad de salir al filial culé para afianzar el sueño de ser futbolista. Aunque siquiera se lo quitaba. Ya tenía 23 abriles y había empezado dos carreras universitarias, Educación en Educación Específico e Historia del Arte, “que me apasionaba. Estuve tres abriles matriculado, conseguí sacarme bastantes más asignaturas y la disfruté mucho”.
“Yo era un marciano en el vestuario: no me saqué el carnet de coche hasta los 29 o 30 abriles, iba en bici por las ciudades, leía mucho en los viajes…”
Exfutbolista, triunfador de MasterChef 11 y comentarista de DAZN
“Yo era un poco un marciano en el vestuario. No me saqué el carnet de coche hasta que tenía 29 o 30 abriles, y porque mi mujer me obligó -exclama entre risas-. Pero yo iba mucho en bici por las ciudades, me gustaba mucho y cuando llegaba a un vestuario, a un equipo nuevo, y explicaba que no tenía carnet de coche me miraban como diciendo: ‘¿Pero este tío de dónde ha desencajado?’ Porque los coches es uno de los temas suerte interiormente de un vestuario de fútbol y yo no tenía”, recuerda entre risas.
No era la única peculiaridad de este extremo izquierdo. “Era asimismo un poco atípico en mi modo de entretenerse, porque yo era como el extremo antiguo, jugaba a pierna natural por la izquierda y solamente por fuera”, analiza quien defendía en los vestuarios su otra “peculiar” afecto. “Leía mucho en los viajes. Siempre iba leyendo libros y muchos compañeros se reían mucho de mí. Era un futbolista atípico, pero el fútbol en sí, lo que es el deporte, me volvía esquizofrénico. Me encantaba, me parecía súper interesante, lo disfruté mucho, y el tema de la competición asimismo. No tuve que esconderme, tengo una personalidad que siempre he explicado cómo era yo, y al final yo creo que me aceptaban así”, reconoce Eneko, componente de aquel vestuario al que Pep regaló su manual de preliminar, ‘Asimilar perder’, de David Trueba.
“Pep como persona es tremendamente apasionado, en eso me recuerda mucho a mí, creo que somos iguales y de ahí vienen asimismo algunos de nuestros defectos, porque esa pasión te hace a veces ser tan visceral y tan humano que ahí a veces vienen los errores. Es un tío muy eficaz, muy de compartir. He aprendido mucho de él, no solamente en el fútbol o como liderazgo, sino asimismo de compartir ciertas inquietudes culturales. Nos regaló el manual a toda la plantilla y a raíz de eso estuve hablando con él asimismo mucho de la humanidades que leía, de las películas que veíamos y tal. Es un tío culturalmente asimismo muy inquieto. Es una persona muy, muy interesante, que te puede aportar muchas cosas. Luego, es muy divertido, es muy vacilón, te toca muchísimo las valor, se pasa de la guión siempre, riéndose de ti, es clan de compartir. El otro día hablábamos de esto en la entrevista de DAZN, de cuando nos llevaba a manducar al equipo, nos quedábamos luego tomando un morapio. Muy divertido, un tío muy divertido”, recalca Eneko, que define nítidamente al monitor catalán y asimismo a sí mismo como “extremadamente sensible”. Quizá por eso valora especialmente cómo Guardiola ejercía su liderazgo con cada uno de ellos.
“Hay muchas recetas para liderar. Cuando yo llegué a Barcelona me encontré con una cosa que nunca había vivido y es que a cada uno el monitor nos trataba de una modo distinta. Yo venía de una formación y de una idea -pero no solamente en el fútbol, asimismo en el colegio, en todos los sitios-, de que todos éramos iguales y que a todos nos iban a tratar igual, y ahí era todo diferente: el tono de voz y la modo de conversar y el verbo que utilizaba con cada uno era dispar, y me chocó muchísimo. Fue como: ‘Ostras, ¿pero qué es esto?, ¿pero qué hace este tío?’ Luego lo entiendes porque veía los resultados. Al final todos somos personas diferentes. Tiene una inteligencia emocional increíble, es tremendamente empático, entiende qué tahúr necesita que le dé un apretón para ayudarle, qué tahúr necesita que le provoque y que le pinche y que le ponga la cara roja delante del conjunto para sacarlo mejor de él. Este tipo de situaciones que él maneja tan adecuadamente consiguen sacar lo mejor de uno, del otro, del otro, del otro, y al final todo eso lo pone en global en el equipo”, destaca Eneko, que confiesa que en su caso “me pinchó congruo al principio, porque a mí me costó sacar el nivel. Era la primera vez que salía de casa y me costó mucho, y él me fue tanteando un poco ‘a ver que me funciona más con Eneko’ y al final fue más de apretón”, aunque matiza sobre esta conducta de Guardiola.
“Muchas veces esto despierta celos o envidias en un vestuario, porque notas que te tratan diferente que a otro. Igual tú estás pidiendo el apretón, pero es que a ti eso no es lo que te funciona. ‘Yacer, ¿por qué conmigo no hace eso?’ Conmigo no hace eso porque a éste le está sacando lo mejor y yo lo que necesito igual es que venga y que hable conmigo y que esté tomándose un café conmigo”, reconoce sincero Eneko, al tiempo que detalla las dificultades que se encontró en su aparición a Barcelona el maduro de cuatro hermanos que creció “con el Dream Team, con el Barça de Cruyff”, porque su padre, Ignacio, fue tahúr del Alavés, donde coincidió con Antoni Zubizarreta y “Zubi era amigo de mi padre, crecí con eso”.
“Es muy duro enfrentarte a la metodología del Barça y entender el maniquí de selección. Le pasa a los futbolistas de Primera e incluso a grandes estrellas internacionales. Vives muchas crisis como tahúr y como equipo”
Exfutbolista, triunfador de MasterChef 11 y comentarista de DAZN
“Pep Guardiola es la prolongación de Johan Cruyff, de su idea de selección, y llegué y, ostras, me costó aterrizar allí por lo que supuso para mí emocionalmente el estar interiormente como de un sueño, parece que estás en Eurodisney, pero me costó mucho encajarlo. Esto le pasa a los futbolistas de Primera División asimismo cuando llegan al primer equipo del Barça, incluso a grandes estrellas internacionales: es muy duro enfrentarte a la metodología del Barça y entender el maniquí de selección. No a entenderlo, a practicarlo o a hacerlo tuyo, porque es muy extremo, es muy llevado al periferia en cuanto a la idea. Como cualquier proceso en el que te tienen que convencer de poco, no es hacedero y vives muchas crisis, como tahúr y como equipo, pero él consiguió convencernos a todos. Y cuando nosotros le llevábamos la contraria, él consiguió enseñarnos que era el camino. Es difícil cuando te explica cómo vas a entretenerse en el campo del Manlleu en Tercera División, que es muy pequeño, que te van a dar patadas por todos lados y que no hay sitio para falta, y tú estás diciendo: ‘No, no, vamos a meter la pelota ahí porque así no nos presionan, porque…’ ‘No, no, no, que no, que no, que vamos a entretenerse a lo que estamos entrenando y lo vamos a hacer de esta modo’. Y al principio nos costó mucho. Al final le tuvimos que dar la razón porque salió todo adecuadamente”, afirma Eneko, que recuerda esta peculiaridad sobre los espacios y los campos de fútbol de la Tercera División catalana.
“En los campos que nosotros jugábamos los equipos eran mucho más veteranos que nosotros, tenían más experiencia, eran más mayores y sabían lo que tenían que hacer para romper nuestro selección y para sacarnos del partido. Eran tremendamente duros, eran muy agresivos, venían a presionarnos a todo el campo, entonces nosotros teníamos la sensación de que no había espacio para entretenerse, porque nosotros entrenando teníamos unas dinámicas con un césped de maravilla en la ciudad deportiva del Barça, los balones perfectos, todo consumado y ahí llegabas y era como ‘qué difícil todo’. Y él decía: ‘Estamos jugando en un campo de fútbol, con las medidas reglamentarias de un campo de fútbol, yo pongo los ejercicios para entretenerse entre semana muy reducidos y en mucha más inferioridad de lo que estáis jugando vosotros. Pensad que, cuando entrenamos, estamos jugando en el cuarto de baño y ahora hoy salimos a entretenerse a toda la casa, no os quejéis que tenéis mucho más espacio y somos más. Él entendía toda esta construcción del fútbol para darle al extremo, al punta o a la persona que tuviera que jugarse ese uno contra uno o esa tapia un segundo más de tiempo y un patrón más de espacio. Era como ‘vamos a construir todo esto para que los de hacia lo alto tengan un poco más de tiempo para pensar y un poco más de espacio para entretenerse, no me busquéis excusas’“, dice entre risas.
Con 19 partidos y un gol selló su paso por el Barça, que sólo duró una temporada. El extremo aragonés se marchó a la Sociedad Deportiva Egea y a partir de ahí llegaron las mayores dificultades en su carrera futbolística. “Fue un momento súper traumático en mi vida porque tenía alguna propuesta en algún equipo de Segunda B muy potente y tenía la posibilidad de entretenerse en el Girona, que puntual acababa de ascender a Segunda. Estuve con ellos una semana a prueba y me pidieron una segunda semana, y tal y como terminaba esa segunda semana se cerraba el mercado. No acaban quedándose conmigo, hacen otro fichaje para la partida izquierda y me quedé muy deprimido porque salía de poco por lo que yo había apostado, por pensar en más vasto al salir del Zaragoza e irme al Barça, y me quedé muy, muy, muy chafado. Sólo pensaba en retornar a casa, porque estaba muy triste, y en estar con tu clan, estar con los tuyos y sentirte un poco más rodeado”. Y así llegó al Egea de Tercera División, donde jugaba su hermano Imanol.
“Pasé un año un poco extraño porque volví a entretenerse en una categoría que tenía un nivel mucho más bajo, me costó mucho retornar a adaptarme a eso. Salí al Barça con la ilusión de ser futbolista profesional, de tener una carrera bonita y me vi ahí y fue muy duro para mí”, reconoce charlatán y sincero Eneko, que se reconoce entonces “deprimido absolutamente y no tenía falta de confianza en mí. Pensé que se acababa, que tendría que quedarme por ahí cerca jugando en casa en algún equipo de Segunda B, teniendo un sueldo que siquiera te permitiría dedicarte solamente a ello y estudiar. Y estaba deprimido por la oportunidad que había perdido como futbolista, no por el hecho de no serlo o de tener que dedicarme a otra cosa, que eso me parece lo más natural del mundo, pero sí que sentía que se me había escapado la oportunidad un poco entre los dedos”.
La sonrisa que caracteriza a Eneko y que le acompaña en casi toda la charla se esconde cuando le demando por qué se le escapó esa oportunidad, por dónde. Sin verbalizarlo aún mientras le formulo la pregunta se lleva el dedo índice a la sien. “Por la capital. Yo siempre he sido cierto extremadamente sensible y me hago daño, me hacía daño a mí mismo: poca confianza, mucha inseguridad, y cuando estás así y no juegas adecuadamente yo pensaba: ‘Vale, éste es mi nivel, soy un desastre, ya está, no hay más. Lo he intentado, me he ido al Barça, he estado con los mejores, ha rematado el año en el Barça en el que ya no he podido ser importante porque mi nivel no me lo da, porque soy malo, y ya está. Ya no me lo merezco el ser futbolista'”, relata quien asegura vivió un año “en esa lucha”.
El Alavés, recién descendido a Segunda B, le hace subirse rápido “a otro tren. Vuelvo a gusano donde yo pensaba que podía rendir, volví a sentirme futbolista y fue lo que volvió a llenarme otra vez y a cargarme esas pilas de confianza y de seguridad en mí mismo, que las tenía por los suelos, de verdad. Salgo cedido al Sabadell a parte de año y en el Sabadell soy eficaz. Me enfrentamiento un tablado súper propicio para mis características como futbolista, súper propicio a lo que había aprendido en el Barça, porque en Cataluña en Segunda B siempre se ha jugado un fútbol muy de posición, muy de dominio, muy de tocar la pelota, y llegué y fue como cuando caes en un sitio en el que ves que todo encaja y todo está adecuadamente. Volví a una ciudad que me vuelve esquizofrénico y me enamora, que era Barcelona, con un clima excelente, en un equipo en el que yo me sentía súper valorado y que fui importante y me bajo ahí cuatro abriles teniendo un monitor que asimismo para mí fue muy importante, Lluís Carreras, muy de la escuela de Pep, muy del Barça, y con el que congeniamos mucho. Teníamos una relación un poco padre-hijo y fue todo consumado. Conocí a mi mujer en esos abriles. Creo que es la época de mi vida en la que he cubo mi mejor nivel de futbolista porque era absolutamente eficaz”, asegura Eneko, que vincula completamente emociones y éxito profesional.
“Yo no puedo destacar si no estoy adecuadamente”, resume quien asimismo reconoce que “admiro o siento envidia de esos futbolistas-futbolistas, que es como: ‘¿Pero esta clan no siente la presión?’ Ese punto que tienen de demencia o de inconsciencia a ellos les permite destacar donde a mí no me lo permitiría, porque a mí me sugestiona mucho todo lo de en torno a y a ellos no, a ellos les da igual. Es como siempre tienen la confianza por las nubes, siempre se sienten los reyes del mambo y para mí eso era inalcanzable”, detalla el exjugador, que le pone nombre a esa otra clase de futbolista.
“Admiro mucho la personalidad de Ramos. Cuando más cuestionado estaba, pedía tirar un penalti y lo tiraba a lo Panenka. ‘¿Este tío qué tiene en la capital? Está esquizofrénico'”
Exfutbolista, triunfador de MasterChef 11 y comentarista de DAZN
“Siempre que pienso en cierto así pienso en Sergio Ramos. Admiro mucho la personalidad que tiene. Todos hemos manido a Ramos en momentos muy duros de su carrera, muy difíciles o muy críticos, en los que el tío, puntual en el momento que más cuestionado estaba, pedía tirar el penalti y lo tiraba de Panenka y yo decía: ‘Pero bueno, ¿este tío qué tiene en la capital? Está esquizofrénico’. Y no, es que en realidad saben encargar toda su historia desde un punto de audiencia mucho más hacedero, que para mí es mucho más enrevesado y olé, porque sacan el mejor resultado sin que eso les llegue a afectar. Para mí eso es inalcanzable de manejar y admiro mucho a la clan que lo pueda hacer”, reconoce Eneko, quien dice acontecer “sufrido mucho” en su próximo etapa en Oviedo.
“Un tesina muy vasto de un equipo que lleva mucho tiempo en Segunda B sin retornar al fútbol profesional, con una exigencia de subir ya al fútbol profesional, con todo el tema mexicano que tenía detrás, con una inyección de efectivo muy reincorporación que les hacía ser uno de los equipos muy poderosos de Segunda B, y llego a Oviedo con una presión increíble que yo no había sentido nunca en mí como futbolista. Había jugado en filiales hasta que ya era más maduro, y en los filiales estás tremendamente protegido, no te expones falta a lo que es el fútbol de verdad de adultos, de la prensa, de la afecto, de conducirse en la ciudad y que toda la clan te conozca y te paren y te increpen y te digan. Entre que no tuve este educación y que Oviedo es una ciudad muy, muy, muy futbolera, con toda la clan muy metida en el fútbol, sufrí mucho, lo pasé muy mal. No lo supe encargar y no lo supe admitir adecuadamente y me hizo daño”, reflexiona Eneko, que estuvo dos temporadas en el conjunto asturiano. En la segunda, el equipo logró el objetivo del mejora “porque morapio clan a ayudarnos mucho como Genérelo, Linares, Héctor Font, Jonathan Milla, clan con mucha experiencia en Primera División que nos dio un plus formidable”.
Un plus que ya no le daban las rodillas de Eneko, porque al sufrimiento emocional había que sumar el sufrimiento físico, aunque en existencia iban en paralelo. “He tenido cinco operaciones de rodilla graves: con 18 o 19 abriles en el Zaragoza ya llevaba dos operaciones de cruzado de la rodilla izquierda y en el Sabadell me rompo el de la derecha; los meniscos los llevo tocados en las rodillas asimismo, cordón pegado… Tengo tres operaciones en la rodilla izquierda y dos en la derecha. Muchas operaciones, y en este momento en Oviedo yo estaba al periferia de mis capacidades con el tema de la rodilla. Tuve otra operación y tenía unas sensaciones muy malas. Cada vez que te operan de la rodilla no tienes tanta confianza porque te da inestabilidad o te da miedo o tienes dolor. Cada operación te va restando un poquito. Cuando estás jugando tiene que salir todo natural y todo intuitivo, y cuando estás pensando ya en cómo estás apoyando, ‘aquí puedo saltar o no, uy que me empujan por aquí, ahora voy a apoyar así’, malo. Me lo llevaba a casa y en casa sufría“, reflexiona el exjugador.
“Me tenía que medicar para entrenar todos los días y tenía que entretenerse infiltrado siempre para no notar el dolor, eso siquiera era vitalidad y es poco que te lleva al extremo todo lo demás. Le pongo nombre a lo que tenía yo en ese momento, que era ansiedad, absolutamente. Sufría mentalmente pero asimismo sufría físicamente, para mí cada día era dolor y era como ‘por confianza, quitadme este dolor para poder entretenerse’, solamente ves un camino que es ‘quiero estar apto el domingo, tengo que decirle al monitor que estoy adecuadamente, tengo que entretenerse de titular para luego poder entretenerse la semana próximo y poder tener un arreglo bueno el año que viene porque si no esto se acaba, se acaba, se acaba. Y es pelear, pelear, pelear, pelear, es una huida cerca de delante contra la ansiedad que puedes tener, contra los dolores, contra todo. Era una ansiedad física pero a mí me hacía más daño la mental. Tuve la suerte de que en ese momento yo estaba construyendo mi grupo y tenía poco donde apoyarme: volvía a casa y con Cris hablaba y lloraba cada día de esto. Tenía la ilusión de que luego de ese primer año en Oviedo me casaba con ella, y de que luego de ese segundo año nacía Martina (su hija maduro). No era todo malo, pero en el momento que se acababa mi sonrisa con mi hija en brazos empezaba la tristeza de mi dolor en la rodilla y de mi ansiedad con el fútbol. Estaba ahí como navegando entre lo bueno y lo malo”, comenta Eneko.
“Le pongo nombre a lo que tenía: ansiedad. Cuando se acababa mi sonrisa con mi hija en brazos empezaba la tristeza de mi dolor en la rodilla y de mi ansiedad con el fútbol”
Exfutbolista, triunfador de MasterChef 11 y comentarista de DAZN
Esa navegación y el ser “muy emocional y muy sensible” le llevaron a querer irse “cerca de casa y ya está”. Así se marchó a entretenerse al Tudelano, a conducirse a Zaragoza, “donde están mis padres, mis hermanos y acabábamos de ser padres nosotros”. “Descubrí un club muy atún, muy común. Tuvimos un año espectacular, nos metimos a entretenerse el mejora a Segunda A. Pero sentía que mis rodillas ya no estaban para más y ese año se confirmó: me empezaron a hacer pruebas y los resultados eran malos como siempre pero esta vez ya los médicos me hablaban de no tener una prótesis temprana, y cuando con 29, 30, 31 abriles te hablan de prótesis, dices: ‘Ostras’, me pegué un susto increíble. Cuando estás en la camilla y te dicen que ya no vas a retornar a entretenerse, sentí un vano muy vasto, porque sabía que el fútbol se acababa, pero sentí un alivio enorme de no tener que retornar a exponerme al dolor y a todo lo que habían supuesto para mí las lesiones de rodilla. Yo ya sabía que al día próximo no tenía que retornar a medicarme o a pincharme para poder entretenerse al fútbol, y para mí eso fue un alivio muy, muy vasto”, afirma el exjugador sobre el momento en el que colgó las botas.
Iba a aseverar que “y las cambió por los utensilios de cocina”, pero aún no. Fue luego de una etapa en la que Eneko echó “en descuido el acontecer rematado una formación, porque habría tenido la tranquilidad de aseverar: ‘Éste es mi camino’. Yo no soy una persona que tuviera una afición, a mí me gustan muchas cosas, yo no me siento que haya nacido para falta. En el momento en que el fútbol te deja, porque en realidad es el fútbol el que te abandona en plan ‘ya no vales para estar aquí conmigo, venga, búscate la vida’, yo creo que siempre te atropella un poco la película, y a mí me atropelló y me corneó por todos los lados. Fue un momento de detener en mi vida, de respirar y aseverar: ‘Venga, ¿a por qué voy? ¿Y ahora qué hago? ¿Alrededor de dónde tiro?’
Y tiró de memorándum, de contactos. “Quería que mi futuro tuviera relación con el fútbol o con el deporte porque al final sentía que era de lo que yo igual más sabía, más controlaba o en el mundo en el que he vivido en los últimos abriles, pero luego se me plantea la opción de trabajar como manager en Nespresso, que al final es una marca de café y me resulta más apasionante porque me ofrecen un maniquí asimismo de formación y entiendo que voy a formarse más cosas sobre las que ni he estudiado ni he trabajado ni me he empapado’, expresa el aragonés sobre su transición a la cocina.
Su afecto a la cocina, la que le ha posicionado en el panorama audiovisual gachupin y afianzado en una nueva vida profesional, “tiene mucho que ver con el fútbol”, asegura. “Los abriles en que eres futbolista tienes la oportunidad de desplazarse, de conducirse en diferentes ciudades, y yo, culturalmente, siempre he sido muy inquieto. Me encantaba manducar adecuadamente. Fueron unos abriles donde fui cultivando toda mi curiosidad sobre la cocina desde el aspecto del comensal. En casa cocinaba corriente, no de supervivencia, un poco más rico, pero corriente, pero iba muchísimo a los restaurantes. De hecho, mi mujer me ponía límites con eso porque era como ‘no podemos ir tantas veces a cenar fuera’. Y sí que hubo un ‘clic’ ahí, que es cuando fuimos padres por primera vez.
“Masterchef me ha cambiado la vida completamente, pero la televisión para mí era un peaje que tenía que remunerar. Me daba miedo retornar a exponerme públicamente luego del fútbol”
Exfutbolista, triunfador de MasterChef 11 y comentarista de DAZN
Un paladar que ahora pone a prueba aún con más frecuencia tras su paso por Masterchef en 2023. “Masterchef me ha cambiado la vida completamente. Verdaderamente era lo que estaba buscando, porque yo toqué esa puerta no pensando en televisión ni falta de eso, sino en realidad en el cambio de mi vida. De hecho, la televisión para mí era un peaje que tenía que remunerar, porque me daba miedo retornar a exponerme públicamente luego del fútbol. Porque hubo momentos en mi carrera en los que yo lo pasé mal (se refiere a Oviedo), y lo sufrí. Me daba mucho miedo y mucho respeto el retornar a mostrarme delante de la clan o del sabido porque tenía mucho miedo a pasarlo mal y a sufrir”, asegura Eneko, que fue empujado por su entorno para formar parte del software.
“Nace de mi clan, de mi grupo, de mis amigos. La broma más recurrente cuando venían a manducar o a cenar a casa era ‘ostras, qué rico está todo, qué guay, qué cocina, qué tal… tienes que ir a Masterchef, que ganarás’, y yo me reía y decía: ‘A ver, ¿estáis locos o qué?’ El año pasado, cuando fui al casting, se apuntaron 80.000 personas y yo pensaba ‘es que eso es inalcanzable’. Y ahí entró Cris, que es la que me dijo: ‘Ostras, Eneko, tienes un trabajo en el que eres eficaz y ya está, pero no te llena. ¿Por qué no lo intentas en la cocina?’ Yo tenía ya dos hijas y Cris estaba gestante de la tercera, y no podía detener mi vida para ponerme a formarme. Es inalcanzable, porque tienes la responsabilidad económica de la grupo y tal detrás, y necesitaba ingresar efectivo. No podía pararlo todo. Y Masterchef fue como puntual esa ventana abierta a esto”, recuerda Eneko, que reconoce que estuvo a punto de no exprimir esa ventana. “Cuando me dicen que me cogen, me acuerdo de girarme a Cris y decirle: ‘Cariño, que no puedo entrar, que no puedo haceros esto’. En ese momento fui consciente de que la dejaba a ella con las dos niñas en casa y un gravidez en marcha, y digo: ‘Pero, ¿cómo va a ser esto?’ Y ella me dijo: ‘No, no, no, entiéndelo, míralo desde fuera y date cuenta de la oportunidad que tienes, que ahora es el momento’. Y ha desencajado rotundo”, reconoce Eneko, que asegura no sin modestia que en su cocina destaca “el producto y los guisos de aquí, pero dándoles una revés con toques sobre todo asiáticos” y que su plato suerte son las “kokotxas al pil pil”.
“He entrado en la grupo de DAZN de una modo como súper natural, súper hacedero y me he enfrentado interiormente poco súper íntegro, súper puro. Yo iba a comentar los partidos y la primera vez pensaba: ‘¿Qué me dirán que tengo que hacer? ¿Cómo será? ¿Me darán algunas directrices?’ No, no, no, ‘Eneko, sé tú mismo, deje de lo que quieras, da tu opinión cuando quieras, exprésala como quieras’. Y me he enfrentado un conjunto de personas jóvenes, con ilusión, que amáis absolutamente lo que hacéis y que me habéis empapado de esto y que me habéis ayudado un montón. Yo tenía la inseguridad de cuando llegas a hacer poco que haces por primera vez y me he enfrentado un conjunto de personas súper generosas, que han estado por mí todo lo que he precisado y estoy disfrutándolo muchísimo. Encima, he recuperado la adrenalina del fútbol, poco que cerré la puerta del fútbol y piensas que ya nunca vas a retornar a apreciar eso y resulta que en un directo retransmitiendo fútbol y viviéndolo de tan interiormente como lo hacemos en DAZN he vuelto a apreciar la adrenalina y el subidón ese de lo que era ser futbolista”, dice entusiasmado Eneko, eficaz y “con la suerte” de poder compaginar “las dos cosas esencia en mi vida: la cocina y el fútbol”.
“En directo, retransmitiendo fútbol y viviéndolo desde interiormente en DAZN, he vuelto a apreciar la adrenalina del fútbol y el subidón de lo que era ser futbolista”
Exfutbolista, triunfador de MasterChef 11 y comentarista de DAZN
“Espero seguir vinculado al mundo del fútbol, porque acabo de descubrir lo que es la comunicación en el deporte y me apasiona. Quiero formarse más, quiero estar con más clan, empaparme de ellos y retener manejar mejor un montón de situaciones que todavía para mí son desconocidas. Y en cuanto a cocina, toda la clan me dice lo de valer un restaurante, pero yo creo que para mí la cocina es muchas más cosas que un restaurante, y me gusta mucho, pero hay veces que pienso en una cosa que es muy representativa, y es que quiero cenar en casa con mi mujer y con mis hijas”. Eso me da la placer, y si tuviera un restaurante no sé si podría hacerlo y creo que lo necesito para ser eficaz, y sé que ellas asimismo lo necesitan. , sentencia el exjugador.
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