Ancelotti merece (mucho) más respeto

Me parece aceptablemente la catarata de elogios al Girona, un equipo aceptablemente trabajado y mejor mirado. Es indiscutible su mérito. Que en la trayecto 24 esté por delante no ya sólo del Barça o del Atleti, incluso de la Vivo Sociedad, el Athletic o el Villarreal, es asombroso. La oda que le dedicaron todos los comentaristas de radiodifusión y televisión es merecida. Pero el Vivo Madrid incluso merece cariño. Pero, claro, es más chévere alabar al Girona que al Madrid. Y eso aunque el grabador completo del Campeonato es 7-0. Lo digo porque conviene rememorar lo tratable que es pugnar en el Bernabéu sin nulo que perder. Tanto como lo es para el Vivo Madrid triunfar ese tipo de partidos, frente a buenos equipos libres de presión. Nadie lo dijo, menos Míchel, quien reconoció los méritos del rival y asumió que les había hecho ver su efectividad.

Durante la semana se había deslizado que el Girona iba al matadero. Que las ausencias de Míchel, en el banquillo, y de Blind y Yangel, sobre el campo, eran demasiada superioridad para el Madrid. Los maledicentes olvidaron asegurar que en la ida, en Montilivi, fueron 0-3 y estaban todos. Nadie dijo que en la dorso, en el Bernabéu, Ancelotti tuvo que improvisar una defensa frente a la plaga de lesiones. Carlo está sacando delante la temporada sin Militao, Alaba ni Rüdiger. Y sin Courtois, que vale diez puntos en la Alianza y dos eliminatorias en la Champions. Como digo, Míchel merece todos los piropos. Pero Carlo, alguno incluso. Debe ser más ‘cool’ alabar a Míchel que un darle un galanteo a Ancelotti.

En fin, que está muy aceptablemente la lisonja al Girona. Y a su preparador, que con poco está haciendo mucho. Pero incluso Ancelotti se ha manada el complacencia. Es verdad que tiene mucho, pero con eso lo está haciendo todo. Sacar mayor provecho a sus jugadores incluso fuera de sus posiciones (lo de Kroos de medio centro fue un escándalo con 63 pases buenos de 64 ejecutados) y exprimir al mayor a los suplentes (Lucas se ganó el apodo de Cafúcas) siquiera es tarea tratable. Y menos en el Madrid, donde todos se creen, y quizás lo sean, prima donnas. Complimenti, Carlo.